Buscando el valor para desnudarse.

En el pequeño pueblo del que viene, esta clase de cosas no se ve nada bien. Las chicas buenas no hacen eso. Quizás lo deseen, pero no lo hacen. Esta chica es diferente, quería posar desnuda. Y es exactamente lo que ha hecho.

Conoce a esta rusa de 23 años, Adriana. No solo era la primera vez que se desnudaba frente a la cámara, también era la primera vez que intimaba con otra chica y que se tocaba frente a otra persona. Para eso hace falta mucho valor (la mayoría de las personas tendrían miedo incluso de hablar de ello frente a extraños).

Nacida en el norte del país, Adriana ahora vive en la segunda ciudad más grande de Rusia, San Petersburgo. A pesar de no haber crecido en una familia sexualmente liberal, sintió el poder de la energía femenina en su interior. Así que podrá dar el tipo de la tímida y callada vecina de enfrente, pero las ganas de explorar su sexualidad simplemente fueron demasiado potentes.

Para Adriana, trabajar como modelo de desnudos fue un enorme reto sexual y un gran paso en su realización personal. Pero ha descubierto mucho más sobre sí misma en las pocas horas que pasó con nosotros que si hubiera leído veinte libros de auto ayuda.

Y a pesar de su inexperiencia, se fue con las mejillas sonrojadas y una sonrisa tan grande como la misma Rusia.